domingo, 18 de julio de 2010

Ananías 16 de julio de 2010

Día del Carmen, patrón de los pescadores y sol de justicia en el inicio de la canícula, así nos dirigimos en la última comida de este curso a Ananías, nuevamente en pleno barrio de Chamberí, como el día del Imperio.

Las primeras en aparecer son las viajeras, Mónica que terminada la comida volvía a Bilbao, y Chus, recién aterrizada de su último viaje a Cancún. Y ante las dudas de si todos los previstos van a poder venir, decidimos ir pidiendo unos ya clásicos entrantes, unas alcachofas con jamón bien preparadas, unos huevos revueltos muy interesantes y unas gambas al ajillo, de mucho mejor sabor que olor.

En esas estábamos cuando se produce la primera sorpresa de la jornada, Alberto que no iba a venir aparece recién llegado de Alcalá de Henares, lo que unido a la llegada en ese momento de Joaquín, nos obligó a pedir unas fabes con almejas con las que completar lo que hubiera sido un muy escaso comienzo.

Los segundos fueron mayoritariamente para el pescado, pues para eso era la fiesta del Carmen, buena merluza rebozada, buenos salmonetes y una carne bien presentada. Así llegamos, sin ruido, a los postres, también notables, ponche segoviano y hojaldres.

Sin ruido, porque Ananías es una casa tranquila, fundada en 1930 según reza la decoración del lugar. O sea, que en sus 80 años de historia ha debido ver pasar de todo por sus comedores. Éstos se fueron llenando poco a poco, y alguno de los presentes recordaba haber comido en Ananías en su época estudiantil, estando como está en pleno corazón de Chamberí.

Todo ello hace de Ananías un sitio modesto, pero al mismo tiempo honesto; todo lo que nos sacaron estaba bueno, sin ser excepcional, el ambiente es familiar y el servicio, discreto pero eficaz. En su carta incluso había rabo de toro, a diferencia del Balzac. Nuevamente nos llevamos una buena impresión de Chamberí y de sus restaurantes.

La conversación iba a girar al principio, como no podía ser de otra manera, alrededor del viaje de Chus y de la Copa del Mundo de fútbol de Sudáfrica. Hasta en los aviones camino de México el comandante iba anunciando de los goles de la selección. La verdad es que tanto la victoria como la celebración han sido algo excepcional y merecían amplio comentario. Después de la discusión futbolera, en la que participó activamente hasta Germán, en la actualidad seguidor impenitente del diario As, quedamos en colgar en este blog un artículo como base de discusión sobre la gestión de Florentino en el Real Madrid. Se esperan todo tipo de comentarios veraniegos al respecto.

Después del obligado paréntesis futbolero, nuevamente fue Chamberí el lugar que eligió Alberto para hablarnos del futuro de la biotecnología, esta vez apoyado por una presentación en la que podían ver gráficas logarítmicas sobre la evolución del hombre, de la ciencia y lo que presumiblemente va a pasar en los próximos años. Entre la nanotecnología y la informática parece ser que la biología será una ciencia exacta donde las emociones tendrán fórmulas matemáticas y los niños podrán crear sus mascotas como si el ADN fuera un mecano. Igual que la otra vez, a todos nos pareció un horror, pero hay que reconocer que el entusiasmo que pone Alberto en el tema es encomiable.

La sobremesa se prolongó por lo tanto en medio de futuros a largo plazo, basados en la biotecnología y futuros a más corto plazo, como por ejemplo, a qué tipo de cocina vamos a dedicar el próximo curso. Después de recorrer la cocina madrileña tradicional, vamos a ampliar el espectro a cocina española en general, cocina castellana clásica, gallegos, asturianos, paella, catalanes, vascos, algún andaluz y si puede ser hasta un canario.

Y sin más, nos fuimos despidiendo (después de generosos chupitos y hasta gin-tonics) hasta el próximo curso, en el que volveremos con nuevos bríos.

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