domingo, 16 de mayo de 2010

Salvador 14 de mayo de 2010

Nuestro recorrido castizo llega la víspera de San Isidro a un restaurante taurino por excelencia, Salvador, en el corazón de Chueca, al lado de la Gran Vía, cuyo Centenario parece que no se acaba nunca. Con bajas de última hora, esta vez Germán tuvo problemas de frenos, lo que asemejaba más la reunión a una carrera de Fórmula 1 que a una comida previa a una tarde taurina.
Lo primero que descubrimos es que a ninguno nos atraen los toros especialmente, esta fiesta parece que languidece, pero ahí estaban las paredes de Salvador, llenas de mitos, Manolete, Paquirri, Joselito, réplicas de cuadros taurinos de Sorolla y otros autores, carteles de la mítica corrida de Linares de agosto de 1947… Para ayudar a dar ese toque, manteles y servilletas de cuadros, vasos pequeños, y ningún toque modernista en la carta. Comida tradicional y de verdad, “al pan, pan, y al vino, vino”. Por si fuera poco en la entrada hay toda una colección de fotos del Madrid de la primera mitad del siglo XX, carretas tiradas por burros por la calle de Alcalá, la señora que vende pavos en Navidad en la Puerta del Sol, farolillos de gas, tranvías, portadas de ABC con Alfonso XIII inaugurando la línea 1 de metro o de Alcalá Zamora proclamando la República, y un sinfín de recuerdos que te transportan a una época que no hemos vivido, de la que algo hemos oído, y que por mucho que queramos, nos cuesta mucho imaginar. Da la sensación de que allí podríamos estar, siendo niños, comiendo con nuestros abuelos, da la sensación de un tiempo que definitivamente está en el recuerdo y casi en los libros de historia.
Y en medio de tanto ambiente monárquico, republicano y de posguerra, la primera sorpresa posmoderna, un iPad recién llegado de la Quinta Avenida de Nueva York, donde pudimos ver algunas de las fotos del IESE que hay que ir organizándose para el XXV aniversario. Nadie sabe ni lo que es ni para qué sirve un iPad, pero a todo el mundo le encanta y le sorprende. Cosas del marketing.
Salvador es un sitio de merluza, el templo de la merluza en Madrid. Así que decidimos ir directamente a la merluza, con unas entradas compartidas delante. Excelentes gambas al ajillo y excelente jamón, unas croquetas (cómo no) de merluza y unas habitas con jamón sin tanto éxito completaron el picoteo. Un Cune tercer año por partida doble se encargó de hacer más ameno el momento.
Y llegó la merluza. Salvo la excepción de un solomillo, el resto se dedicó a la generosa merluza, rebozada o a la plancha. Una maravilla, como siempre. En estos tiempos en los que hay crisis hasta en los caladeros de pescado, uno se pregunta de dónde sacará Salvador esa merluza, que es de otra época, cómo toda el restaurante. Fresca, jugosa, en su punto, deliciosa. Salvador ha conseguido que su nombre se asocie a toros y a merluza, su propuesta es sencilla y probablemente ahí radica su éxito.
No había mucho interés por los postres, aunque al final no pudimos resistirnos a una excelente leche frita y a dos “enrollados” de manzana muy interesantes.
La conversación, como no podía ser de otra manera, estuvo centrada en los planes de cara al fin de semana de Barcelona del 11 al 13 de junio. Que si la cena en el Arts, que si la copa en el Dry, que si el hotel lujoso, que si el hotel minimalista, que si Vázquez-Dodero, que si no se quién viene desde Chile, que si desde Valladolid el viaje es imposible, que si desde Brasil alguien ha enviado un vídeo, etc. Como siempre, la agenda más apretada es la de Chus, que no parará un minuto desde que llegue a Barcelona el viernes ¡¡hasta el jueves siguiente!!
Y así y sin tener ni idea de quién toreaba en Las Ventas por la tarde nos fuimos retirando, no sin antes dejar testimonio gráfico de la comida, que al fin y al cabo, este es un blog multimedia y a la última en tecnología.